lunes, 6 de mayo de 2013

Rodando a Melide

El cielo está totalmente despejado y el sol luce en todo su esplendor en lo alto del cielo. Pero la temperatura a primera hora de la mañana no se corresponde todavía con lo que indica el calendario.
En la salida, Oscar, Anton, Javi y Oliver esperan mi llegada. Problemas estomacales han hecho que me retrase un poco.
Nos ponemos en marcha y en la gasolinera de As Jubias nos está esperando Angel.
Antonio va por delante; ha preferido salir con casi que 1/2 hora de adelanto para ir cogiendo su propio ritmo. En la QH no va a poder...
El recorrido que había diseñado pasaba por la subida a Irixoa y luego girio hacia Montesalgueiro y de allí a Curtis.
Oscar prefiere subir directamente de Betanzos a Curtis por Oza de los Rios, ya que igual ya son suficientes quilómetros para Antón.
Por alguna razón que no se explicar, doy por hecho de que Antonio nos estará esperando en Betanzos, pero no es así, y cuando lo llamamos ya va por Paderne.
Decidimos que iré yo en su búsqueda y Antón, Oscar y Javi subirán directamente hacia Curtis.
Angel y Oliver, que no van a hacer todo el recorrido me acompañan en la subida a Irixoa y justo antes del comienzo de la subia a Montesalgueiro se desvian por la carretera que desde Aranga sale a Ois.
Comienzo los últimos 5 kms. de subida a Montesalgueiro y al poco tiempo ya alcanzo a Antonio.
Va realmente bien, contento con su nueva bici, satisfecho porque dice que "rueda", que ha subido disfrutando y que no se le ha hecho dura la subida ni nada de nada, que su bici ahora "rueda".
Coronamos Montesalgueiro y suena el móvil. El grupo de Javi acaba de llegar a Curtis.
Decidimos que vengan hacia nosotros y luego ya vamos todos juntos.
Pasado Queimada nos encontramos.
En Curtis paramos en la fuente a llenar los bidones. Antón parece cansado. Yo voy comiendo algunas galletas para ir recuperando todo lo perdido esta mañana despues de tener que ir hasta tres veces casi seguidas al baño.
A partir de ahora el camino será muy rompepiernas, casi siempre con algo de pendiente a favor, pero trufado con infinidad de subidas, algunas mas cortas y otras no tanto que nos iran desgastando.
Antón se pone a mi rueda y en el terreno favorable ahorra una energía que le hará falta para llegar a Pidre.
En las bajadas nos vamos del resto del grupo con facilidad, ya que no entran a la rueda en un primer momento y luego ya no es facil.
Este esfuerzo por entrar mas tarde le pasa factura a Javi, que primero se queda a esperar a Oscar y luego quiere enganchar la rueda que se va. Esfuerzos contínuos que unidos a que quizá vaya muy abrigado le pasan factura y sufre un bajón.
Paramos para reagrupar a 4 kms de Melide, pero cuando reiniciamos la marcha Antón comprueba que va pinchado.
Arreglado el pinchazo y aligerados de ropa ahora que el sol ya calienta un poco, encaramos la bajada hacia Melide.
De nuevo Anton se suelda a mi rueda trasera, pero no así los demás y llegamos a Melide con mas de 2 minutos de ventaja. Antón disfruta de la bajada a rebufo al tiempo que se acerca a la meta y ahorra algo de "combustible".
Pasado Melide pronto nos desviamos a la derecha abandonando la N-547 y tomamos una carretera local de piso rugoso y pestoso con continuos toboganes de sube y baja y un sinfín de cruces por unos valles preciosos. 
En cada cruce comprobamos que vamos por el camino correcto, y cuando nos asaltan las dudas llamamos al restaurante para que nos indiquen si vamos bien o no.
Las subidas son duras, aunque cortas, y cuando lo que toca es bajar lo hacemos con la terrible duda de si al llegar abajo tendremos que volver a subir.... el cansancio a estas alturas tampoco ayuda.
En un alto llegamos a un cruce y tomamos un camino que queremos creer que es el que nos lleva a la meta, pero 1 km después el camino termina en medio del campo... por aquí no es.
De vuelta al cruce nos encontramos con un paisano con un todoterreno que nos indica que ya estamos cerca, pero que tendremos que subir "unha costiña"... alguno mira para el remolque del coche pensando lo bien que irian ahí las bicis y nosotros sentados comodamente... pero seguimos, que ya queda poco.
Cuando ya estamos llegando aparecen las familias en los coches... sincronización perfecta! nadie tendrá que esperar por nadie.
Después del último cruce todavia falta algo mas de 1 km por una carretera muy rota, pero al menos es cuesta abajo.
Cuando llegamos ya nos están esperando, pero no nos apremian y todavía tendremos tiempo de darnos un chapuzón en las muy fresquitas aguas de la piscina y luego una ducha reparadora.
Sentados ya a la mesa, disfrutamos unas viandas exquisitas, mención especial al pan y a la carne, un buen vino y postres; y, después de una agradable y larga sobremesa todavía tuvimos tiempo de disfrutar de una tarde soledada al borde de la piscina mientras los niños se daban su también merecido chapuzón.
Como diria Antonio:  ¡rodado!

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